Por: Lilian Vega, de Bálsamo RTV.
El jueves 23 y el viernes 24 de noviembre el departamento de economía de la UCA presenta los resultados del Análisis Socioeconómico de El Salvador, año 2023.
Saira Barrera presentó el tema “Aportes para la construcción de una sociedad del cuidado”. En su exposición explica que la participación de las mujeres en el trabajo no remunerado, principalmente del cuidado, se lleva a cabo sin acceso a la seguridad social ni remuneración, es invisibilizado y considerado por la sociedad como no trabajo.
La información oficial evidencia que el perfil de la persona que realiza mayoritariamente trabajo no remunerado es una mujer rural con educación básica y mayor de 40 años. Esto no significa que otras personas fuera del perfil no se encuentren en esta situación, sino que muestra la situación de mayor vulnerabilidad de las mujeres en las zonas rurales, afirmó Barrera.
Mayor participación de las mujeres en trabajos no remunerados deja a las mujeres en situación de dependencia económica, 54 de cada 100 mujeres realizan trabajos no asalariados.
Las mujeres que trabajan de forma asalariada se insertan en peores condiciones que los hombres. Así, reciben un salario menor que el que reciben los hombres en $114.88. También participan menos del sistema de pensiones contributivo, ya que solo 43 de cada 100 personas que cotizan al sistema de pensiones son mujeres. En el 2001 esta participación era del 46%, las mujeres han perdido participación.
La densidad de cotización, entendida como el tiempo que logran cotizar efectivamente también es menor para las mujeres, 19.57% versus 23.82%.
Las mujeres representan la mayoría de las personas en edad de jubilación, 65%. Sin embargo, sólo el 44% de las personas que reciben pensión son mujeres, y al mismo tiempo 67.4% de las personas que no reciben ningún tipo de pensión, ni contributiva ni no contributiva, son mujeres.
Las posibilidades de lograr una pensión durante la vejez son reducidas en El Salvador, tanto para hombres como para mujeres, pero es más baja para las mujeres. Las peores condiciones en trabajos remunerados y el no reconocimiento del trabajo no remunerado lastran las posibilidades de las mujeres de gozar de pensión de vejez.
Es por esto por lo que para las mujeres es más probable depender de ayuda de familia dentro del país, de recibir remesas o carecer de ingreso propio al alcanzar la edad de jubilación, señaló Saira Barrera.
En un contexto de debilitamiento o desaparición del programa de pensiones no contributivas ensombrece la posibilidad de contar con un ingreso durante la vejez.
Entre las recomendaciones, Saira Barrera destaca:
• La necesidad de redefinir lo que entendemos por trabajo, ya que las mujeres están invisibilizadas como personas trabajadoras del cuidado, y cuando llegan a la edad de jubilación no gozan del derecho a una pensión no contributiva, dependen de la ayuda familiar que en muchos casos es exigua, o no cuentan con ingreso ni con personas que les cuiden cuando lo necesitan.
• Facilitar el acceso de personas no asalariadas al Sistema de pensiones.
• Fortalecer el componente de pensión no contributiva, y
• Atender a personas adultas mayores que no cuentan con ingreso para satisfacer sus necesidades básicas.
El artículo 30 literal h de la Ley de desarrollo y protección social establece la Pensión Básica Universal como parte del Subsistema de Protección Social Universal para atender a las personas que no tienen ingreso durante la vejez, sin embargo, no se encuentra en las prioridades estatales, pues son los primeros en enfrentar recortes o suspensiones en los recursos que les destinan, concluyó la economista de la UCA.
Un derecho no pasa por cumplir requisitos, un derecho es una condición que permite tener o exigir, una pensión digna durante la vejez. Todas las personas deberíamos contar con una pensión, ya sea contributiva o no, que permita llevar una vida digna durante la vejez.